AESOR es una organización de carácter profesional que cuenta en la actualidad con más de 600 miembros, entre los que se encuentran profesionales de gran prestigio de nuestro país. Todos tienen dedicación exclusiva a la ortodoncia y han realizado un Máster Universitario de especialización de tres años. Actualmente cuenta con miembros de toda España.
El objetivo de AESOR, además de los de cualquiera asociación de carácter profesional, es ver conseguido el logro de que en España se reconozca la Ortodoncia como una especialidad de la Odontología, como sucede en el resto de países de la Unión Europea y que tengamos los mismos estándares de calidad.
El hecho de que en España no esté reconocida legalmente esta especialidad, como sucede en los países desarrollados del mundo, puede ocasionar graves consecuencias para los pacientes.
Los problemas relacionados con la maloclusión tienen, para quienes los padecen, consecuencias tanto físicas como de carácter psicológico. Para que puedan ser solucionados de la forma más idónea deben ser tratados por un especialista, en este caso, el ortodoncista. El paciente tiene derecho a poder elegir a un especialista como hace en el caso de otras disciplinas sanitarias.
Desde el punto de vista de los profesionales, los españoles se encuentran en absoluta desventaja con respeto a los del resto de la Unión Europea. Si un especialista alemán o portugués quiere ejercer en Europa, podrá acreditarse como especialista, mientras que el español no podría hacerlo. En algunos casos, llama la atención que profesionales de otros países realicen el máster en España debido a la calidad de los especialistas españoles que lo imparten. Cuando acaban el máster son reconocidos como especialistas en Ortodoncia, mientras que aquellos que los han formado, legalmente no lo son.
Por todo ello, AESOR, apoya la labor del Consejo General de Dentistas de España, de las sociedades científicas y universidades implicadas tanto en esta tarea como en la regulación de la formación de Ortodoncia en nuestro país.
En su acepción más simple, la Ortodoncia es la especialidad dental que se encarga de corregir la posición defectuosa de los dientes y las anomalías de los huesos maxilares.
Un tratamiento de Ortodoncia, correctamente ejecutado, consigue el oportuno alineamiento de los dientes y normaliza la posición y el tamaño del maxilar y la mandíbula. De esta manera, los dientes pueden encajar bien entre ellos, procurando la completa masticación de la comida. Al funcionar bien, los dientes no se estropean y se mantienen saludables, lo que asegura una larga vida a la dentadura. Además, unos dientes derechos mejoran la sonrisa y, por tanto, la estética.
Existen varias causas, pero las más frecuentes son las siguientes:
Al aparecer los signos iniciales de defectos en la dentadura y las anomalías de sus huesos correspondientes, es necesario realizar un profundo estudio de su extensión y gravedad, así como de las causas que los han producido. Para ellos se obtiene una copia en yeso de la dentadura, se toman radiografías especiales y fotografías de la cara para observar su posible desfiguración estética. La interpretación de estos datos permite hacer un diagnóstico lo más exacto posible del problema y proponer el tratamiento más adecuado para cada caso.
Existen varias modalidades de tratamiento, según el problema a corregir y la edad del paciente:
Los aparatos correctores pueden ser removibles o fijos.
Los aparatos removibles constan de una delgada placa que se ajusta al paladar, a la que se agregan diversos elementos metálicos, capaces de mover los dientes con sus correspondientes huesos. Su manejo es relativamente sencillo pero sólo pueden corregir defectos leves o moderados, sin grandes dificultades para el profesional que los prescribe. Como dificultan la masticación, se deben retirar durante las comidas.
Los aparatos fijos constan de unos minúsculos soportes pegados a los dientes, que alojan unos alambres especiales que proporcionan la energía necesaria para los movimientos. Su efectividad es mayor que la de los aparatos removibles, estando especialmente indicados para corregir los defectos acentuados o graves. Sin embargo, debido a la complejidad de su colocación y a la cuidadosa manipulación que exigen los alambres, el profesional que los utiliza debe tener mayores conocimientos científicos y experiencia clínica, pues, de lo contrario, pueden ocasionar daños irreparables en la dentadura.
Al igual que el médico no puede asegurar la curación definitiva de una enfermedad con total garantía, lo mismo sucede con la Ortodoncia. El tratamiento tiene como objetivo conseguir una dentadura eficiente, sana, perdurable y bella. El éxito definitivo depende de factores tan variables como la reacción de los dientes y huesos al movimiento, el acierto clínico del profesional, la cooperación del paciente, la presencia de factores hereditarios, etc. Además, los dientes recién movidos tienden de forma natural a regresar a su malposición original. Para evitar este riesgo, una vez finalizado el tratamiento se retiran los aparatos correctores y son sustituidos por unos sencillos y cómodos dispositivos fijos o removibles (retenedores) que son revisados periódicamente por el profesional.
Los defectos en la posición de la dentadura y sus huesos correspondientes pueden comenzar a manifestarse a temprana edad, generalmente cuando el niño va perdiendo los dientes de leche y son sustituidos poco a poco por los dientes definitivos. Este es el momento ideal para solicitar consejo del dentista.
Durante el periodo que abarca la niñez y la adolescencia, de los 6 a los 14 años, es cuando la mayoría de pacientes reciben el tratamiento de Ortodoncia, en función de la salida de los dientes y muelas permanentes, y del crecimiento del maxilar y la mandíbula, cuyos defectos manifiestos requieren de una corrección inmediata.
Sin embargo, hay defectos leves y pasajeros en los que el profesional experimentado no debe precipitarse, pues existe la posibilidad de una corrección espontánea. En definitiva, es necesario depositar la confianza en un profesional, quien en base a su experiencia clínica y criterio ético debe decidir cuál es la edad más adecuada para iniciar un tratamiento de Ortodoncia en el caso de que sea necesario.
El tratamiento de pacientes adultos no sólo es posible sino que, en muchos casos, es necesario para corregir el progresivo deterioro de la dentadura y alargar su deseable existencia. Existe en la actualidad una demanda creciente de personas adultas que solicitan el tratamiento de Ortodoncia que no fue realizado a su debido tiempo. Sin embargo, el tratamiento de Ortodoncia en pacientes adultos es más delicado y tiene ciertas limitaciones. Para la aceptación del tratamiento en esta clase de pacientes, existen modernos aparatos correctores de excelente apariencia estética, tolerancia y comodidad.
Más que caro, el tratamiento de Ortodoncia es costoso si se tiene en cuenta la severidad del problema a resolver, la atención profesional constante y continua, la cantidad y calidad de los aparatos y su prolongada duración. Todos estos factores determinan el coste final, que varía en cada caso. Para hacerlo más asequible, este se abona de forma periódica y fraccionada a lo largo del periodo del tratamiento.
El paciente tiene derecho a una completa información sobre el problema que padece, sus características individuales, el tratamiento elegido y el resultado final previsto. Asimismo, debe conocer la duración aproximada del tratamiento, su coste total y la manera de hacerlo efectivo. El paciente o sus responsables no deben comenzar el tratamiento de Ortodoncia sin recibir previamente una completa información y aceptar sus términos en las condiciones establecidas.
Es importante dar el valor que merece al hecho de poder disfrutar de una dentadura eficiente, sana y bonita. Para ello, los padres deben cuidar la dentadura de sus hijos desde que son pequeños y llevarlos periódicamente al dentista.
Cuando aparezcan defectos en la posición de los dientes o huesos maxilares, si los hubiera, es aconsejable consultar con un ortodoncista especializado, que estudiará la situación y la necesidad de tratamiento.